“También los cristianos primitivos sabían muy exactamente que el mundo está regido por los demonios y que quien se mete en política ,es decir ,quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia , ha sellado un pacto con el diablo ,de tal modo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno solo produzca el bien y lo malo el mal , sino que frecuentemente sucede lo contrario. Quien no ve esto es un niño, políticamente hablando.”
Max Weber
Politik als Beruf (1919)
El fenómeno del desencanto con la parroquia, me atrevería a decir con la iglesia católica, es un fenómeno muy extendido. Se produce prácticamente en todas las iglesias y curiosamente en la iglesia más establecida, más sólida, de mejor tradición. ¿A qué se debe? Una de las razones es que vivimos en una realidad que ha evolucionado mucho más rápido que las ideas conservadoras de la iglesia católica a pesar de dos mil años de historia, no han cambiado en nada. Las ideas de la iglesia católica se han quedado desfasadas con este mundo en el que experimentamos a diario transformaciones radicales –por la extraordinaria revolución tecnológica que vivimos, por la evaporación de las fronteras, por la integración económica del globo–, en tanto que la vida de un cristiano transcurre sobre cauces tradicionales.
Por otra parte se debe a un fenómeno más bien lamentable, que es el del empobrecimiento de la vida del laico en la sociedad. Empobrecimiento porque la iglesia católica atrae cada vez menos a los mejores, a los más cultos, a los más idealistas a lo que llamo el pensador francés Julien Benda (1867-1956), “La traición de los intelectuales”, y entonces la clase laica de un parroquia va siendo conformada más bien por burocracias (entiéndase párrocos, religiosas y coordinadores) poco imaginativas, que son más administradoras de lo existente que creadoras de lo nuevo. Esa organización no se ha renovado, carece de ideas que la pongan en la actualidad, y además ha experimentado fenómenos como el de la corrupción, pedofilia, homosexualismo; un fenómeno que se vive en muchísimos países del mundo y que en los últimos tiempos se ha vivido en Irlanda y los Estados unidos de Norteamérica de manera polémica y muy dramática. Y aunque creo que ése es un fenómeno minoritario en la vida eclesiástica, hay un amplio sector que se ha visto tremendamente impresionado con lo sucedido en los últimos años. Probablemente esto ha contribuido más que nada a ese desencanto con la iglesia católica a nivel mundial, que se iba generando con el pasar de los años.
Es algo desde luego muy peligroso porque sin participación, sin renovación, la iglesia católica se anquilosa y puede llegar a erosionarse hasta su desplome. Creo que es muy importante que las nuevas generaciones participen en la vida laical de una parroquia, como ocurrió desde que Juan XXIII, el papa bueno, abriendo las puertas de la iglesia hasta los tiempos de Juan Pablo II con su peregrinación incansable; para que la iglesia católica ilusione a los más jóvenes y atraiga a los soñadores. Esa será la manera más efectiva de inyectar ideas nuevas y cambiar esa impresión más bien deprimida, desmoralizada, que se está extendiendo en la opinión pública respecto a la iglesia católica.
A veces me da la impresión de que mucha gente se considera público de la iglesia católica: aplauden a unos, silban a otros, patean de vez en cuando. Estos temas muchas veces no se tratan abiertamente y es que a la larga crea otro problema, la postergación del mal, en ese afán de callar para no ensuciar el nombre de la institución, que a mi opinar personal sin ningún prejuicio está mal, pues lo agrava aun mayormente desde todas las perspectivas, debería dialogarse con todos para crear más información y una conciencia de estos errores para aprender juntos.
Muchos temen enfrentar a la iglesia católica, dizque porque estaremos en contra de lo ya establecido desde siglos pasados poniendo una barrera así a todo lo podríamos corregir o encaminar, porque sabemos que no todo en este mundo es perfecto y dejaran que sus acciones sean puestas en ideas de otros para así poder sentir menos culpa al final del resultado, por si algo sale mal, claro está que algunas de estas personas lo hacen inconscientemente a esto, y otros simplemente por pura pereza.
Cómo ha evolucionado en muchas parroquias, ese sentido del pensamiento del liderazgo juvenil que muchas veces bajo conceptos distintos busca desarrollar en el joven con el compromiso con la fe, esto para comenzar no está claro para muchos puesto que la mayoría de personas no tienen un concepto claro de lo que hacen en una parroquia o si, mi intención es buscar una nueva vía de cómo los futuros jóvenes podrán recibir “la misión de evangelizar “.
Los grupos que se forman en la parroquia son y deben ser esa cuna capaz de formar a esos hombres y mujeres de mañana y de pasado mañana, que para muchos la parroquia son modelos en sus vidas ya que muchos no tienen la posibilidad de acceder a una universidad, su formación como persona se ve reducida en la mayoría de casos en la calle y otra parte minoritaria en una parroquia.
Para concluir quiero decir que cuando me refiero a sacerdotes y religiosas que muchas veces son cuestionados por sus actos en el fondo no tienen la culpa directamente, si no deberíamos enfocar nuestras críticas hacia las personas que lo ordenaron o consagraron como se quiera entender, no quisiera pensar que lo hacen porque no hay sacerdotes en sus respectivas diócesis. Entonces diremos que anhelamos sacerdotes y religiosas visionarios con criterios éticos, coordinadores calificados en la edificación y de las ideas de los grupos que cuentan con jóvenes con talentos diversos y que muchas veces se ven opacados por la idiosincrasia o capricho de un sacerdote ,una religiosa y por no de un laico.
He tratado de plantear una problemática general pero he tomado algunos episodios que algunos querrán olvidar o otros ni enterados, para encerrar la idea acerca del poder, espero no crear malos entendidos por lo expresado en este articulo. A pesar de mis posturas personales ante la religión, quiero motivar a los jóvenes a participar de la iglesia con las ganas de ser mejores cristianos en este mundo cada vez mas corrompido. Preguntándome ¿Por qué no ensayar un mundo para todos? No digo un mundo regimentado, monótono, gris, inexpresivo, un mundo que nos condene a renunciar a nuestra individualidad, sino un mundo en el cual las oportunidades sean más parejas y podamos probarnos a nosotros mismos que si muchos crecen un poco, todos crecemos mucho. La cara contraria no es otra alternativa, la cara contraria es el abismo. La historia es implacable. Las sociedades mas importantes y la iglesia católica ayer aparentemente más solidas, hoy están en crisis y en lugar de preguntarnos por qué, solo se nos ocurre resolver el problema inyectando más fantasía, sin un mínimo de criticidad como para corregir el rumbo. Estamos atrapados en un paradigma donde el mezquino interés por nuestro propio bienestar oculta los peligros a los que esa defensa nos conduce.
Lima, 02 de noviembre del 2010
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