El escándalo que ha desatado la organización Wikileaks cuyo rostro visible es el matemático australiano Julián Asange, al poner al descubierto urticantes secretos de la política internacional de los estados unidos, nos ha vuelto inevitablemente a los oscuros años de la guerra fría. Otra vez el espionaje deambula por el globo sin pudor. Recordemos que una profunda y severa crisis en el sistema político de estados unidos entrados los años 70, produjo la filtración y consiguiente publicación en la prensa de los Pentagon Papers. Los documentos clasificados de entonces revelaron alambicados y oscuros cursos de acción decididos por el gobierno estadounidense para librar la guerra de Vietnam.
La estrategia militar está siendo hoy revolucionada como nunca debido al desarrollo de la capacidad cibernética para penetrar los centros de cómputo militares y dañar la operatividad de la armada rivales que pueden ser inclusive superiores.
Según el instituto internacional de estudios estratégicos de Londres, todos los días, cada hora cada minuto, hay ataques cibernéticos de tanteo por todo el mundo, entre fuerzas armadas que se consideran potencialmente rivales. La intención es saber que efectiva es la protección de los sistemas computarizados de la defensa nacional rival frente a un ataque. Esto sucede porque el objetivo del ataque cibernético es una victoria rápida y sorpresiva, paralizando un poderío militar.
Lo que si podemos saber es el nuevo papel que internet tiene en este terreno, que ha desbordado lo que en materia de seguridad. Como escribió Manuel Castell el mes pasado – cuando Wikileaks dio a conocer los primeros cables de inteligencia estadounidense - , el ciberespacio es un lugar poblado de fuentes anónimas de información que amenazan todas las practicas previas. Por eso, la pregunta es: ¿cómo asumiremos esta vorágine incontenible de datos, que se cuestionan por su veracidad, sino por la facilidad con que se difunden?
En tanto, dos cosas son claras: esta información “secreta” no habría salido a la luz si el mundo estuviera capturado por dictaduras opresoras de la libertad de expresión. En cuanto a Wikileaks, habría que tomar nota de la propuesta del periódico francés “Le monde”: la misión de la prensa es informar, lo cual no impide actuar con responsabilidad. Finalmente, “transparencia y discernimiento no son compatibles”
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